El temido melanoma o cáncer de piel es más común en las personas de piel clara, especialmente las que tienen el cabello rubio o rojo y los ojos claros. Los factores de riesgo que pueden predisponer al padecimiento del cáncer de piel incluyen una historia de melanoma en la familia, tiempo de exposición al sol (el tiempo de exposición al sol sin protección afecta directamente al riesgo de cáncer de piel), las quemaduras solares en la primera infancia (los estudios han demostrado que las quemaduras solares que se producen temprano en la vida de la persona aumentan el riesgo de cáncer de piel años más tarde), tener muchas pecas o muchos lunares comunes (más de 50) y poseer lunares displásicos (lunares atípicos), que son lunares benignos inusuales que pueden parecerse al melanoma. Las personas que los tienen se encuentran en mayor riesgo de tener melanomas únicos o múltiples.
De hecho, las lesiones pigmentadas más frecuentes en los niños pequeños son los lunares. Durante la infancia van apareciendo progresivamente los lunares, con más frecuencia a nivel del tronco. Se cree que hay una influencia muy importante del sol en el desarrollo de los lunares o nevus tanto en niños como en adultos. Pero, ¿qué debemos observar en un lunar o en una mancha de la piel para ver si presenta características anómalas, que hagan sospechar que puede ser un melanoma o cáncer de piel? En los niños, en general, todos los lunares van a ser benignos, pero para asegurarnos tenemos la regla del A, B, C, D y E. Con base en los siguientes signos, los padres pueden saber si el lunar o lunares del niño precisan atención médica. Recuerda que la detección precoz es fundamental para tratar el cáncer de piel a tiempo y evitar que cause la muerte.
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